domingo, 29 de abril de 2012

INSERTOS, UNA CLASE MAGISTRAL (EJEM)

Pues, hablando hace un momento con Clara, mi magnífica ayudante de dirección, contándole cómo he solucionado un pequeño (y divertido) fallo de racord durante el montaje, me he acordado de este post que colgué hace años en otro blog, mientras editaba "Mí". Lo voy a reciclar, porque me parece muy instructivo... y porque me gusta, hala.

INSERTOS, UNA CLASE MAGISTRAL (EJEM)

Para el que no lo sepa, diré que un inserto es un plano que se mete entre otros dos y que muestra un detalle de algo importante para la acción, o que anticipa algo al espectador... o que cubre un fallo.

Si alguna vez rodáis una peli de bajo presupuesto, no os cortéis: rodad horas y horas de insertos... de lo que sea: un cuadro en la pared, las baldosas del suelo, los ojos de los actores, las patas de las sillas... Nunca sabes qué es lo que vas a necesitar en el montaje. Porque, como he dicho antes, además de la función narrativa del inserto (que se vea de cerca, en medio de la acción, lo que quieres mostrar y que el espectador lo entienda), estos también sirven para tapar fallos.

Pongamos que estás en un primer plano de tu actor, solo en la escena, que piensa durante unos segundos y va a coger el teléfono para llamar a su tía abuela de Maine. Pero resulta que, durante el rodaje, tu actor se lo tomó con un poquito más de calma de la necesaria y piensa demasiado antes de ir a por el teléfono, o tu operador tuvo una pequeña pelea con el trípode y el plano traquetea durante un par de segundos, el caso es que, bien sea porque quieres agilizar la acción o porque quieres eliminar ese traqueteo feo del plano, tienes que cortar unos segundos. Vale, ya has cortado: ahora tienes dos planos con el mismo encuadre seguidos, lo que provoca un salto en la imagen bastane poco agradable: tienes que cubrir el corte. Bueno, esto pasa hasta en las mejores familias: Spielberg también corta planos para agilizar y cubre el corte con un plano diferente de la acción que ha cogido con la cámara B, ¿no?... sí, claro, pero tú y yo no somos Spielberg, así que, al rodar una peli de bajo presupuesto, no hay cámara B, o estaba enfocando a Cuenca, o está desenfocada, o traquetea en el mismo sitio que la A, así que no tienes más cobertura de la acción que tu primer plano.

Estás jodido... Bueno, a ver cómo lo solucionamos.

Siempre puedes apelar al espíritu de la "Nouvelle Vague" y dejar el corte tal cual, provocando ese salto dentro del mismo plano que se conoce como "Jump Cut": si les valía a los franchutes, ¿por qué a ti no?... Pues puede pasar que, dentro del estilo visual de tu peli, eso no encaje: llevas 45 minutos (o 5, porque es un corto), la mitad del metraje, y ponerte ahora "francés" no le sienta bien al tinglado, y aquí es donde entra el inserto.

El 75% de un rodaje (tengas la pasta que tengas) es esperar: esperar a que maquillen al actor, esperar a que las luces estén puestas, esperar a que el sonido funcione... Aprovecha esas pausas para grabar todo tipo de pequeños detalles del set. No hace falta que estén impecablemente iluminados: coge una bombilla y un alargador y dales un poquito de luz, que luego tampoco canta tanto. Asegúrate de tener todo tipo de cosas con las que cubrirte.

Volvamos a nuestra escena: nuestro actor piensa (corte) y va coger el teléfono. Bueno, puedes tapar el corte con un detalle del teléfono, al fin de cuentas eso es en lo que estaba pensando, ¿no?, en llamar a la tía abuela de Maine... ¿Y qué tal un detalle del retrato de la tía abuela?, una especie de imagen mental: "¡La tía Agnes! ¿Qué habrá sido de ella?". Si, además, cualquiera de estos insertos coincide de alguna manera con la línea visual del actor, parecará que lo tenías hasta planeado.

Puede parsar que no tienes el inserto del teléfono ni de la foto de la tía abuela de Maine (las imágenes que serían más o menos lógicas para la narración). Pues, METE UN INSERTO DE CUALQUIER OTRA COSA... Pero, eso es una cutrez, dirás. Bueno, sí y no: un plano fuera de contexto puede adquirir significado psicológico metido a capón en medio de otros dos, o dárselo a estos (o te lo inventas tú después cuando la gente te pregunte). Aquí es donde entra en juego la imaginación de cada cual: un detalle del reloj de pared, con el sonido magnificado, le da tensión a cualquier cosa ("ya va siendo hora de que llames a la tía Agnes").

Para que veáis que esto de los insertos para tapar cortes raros no es solo 
cosa de la serie Z, echadle un ojo a "La Huella", que creo que tiene el record


Muy bien... ¿Pero qué pasa si NO HAS GRABADO INSERTOS?.

A ver, ¿qué he dicho hace tres párrafos?: ¡Grábalo todo!... Vale, a veces, en esos tiempos de espera, lo único que quieres hacer es dormir y no ponerte a grabar gilipolleces para salvarle el culo al editor (esto es malo cuando el editor también eres tú mismo).

A mí me están viniendo de fábula los planos de enfoque: antes de decir acción, el operador suele echar el zoom hacia delante, hasta los ojos del actor, y coge foco, para luego volver al encuadre definitivo. Esos momentos, muchas veces, se graban. Pues, mira que bien: ahí tienes unos segundos de detalle de unos ojos, a veces con un simpático efecto dramático al pasar de estar desenfocados a estar a foco... pues, ¡ÚSALOS! (mensaje desde el presente: esto me fue muy útil con "Mí", pero durante el rodaje de "La Señorita Pájaro" no teníamos lente zoom, así que no acercábamos el encuadre para enfocar... pero ojo, entre la claqueta y el "acción", SIEMPRE hay cosas interesantes, que ayer, precisamente, salvé una escena así).

Y si no tienes un detalle de los ojos del actor en esa escena, a lo mejor los tienes de otra: al ser un detalle, si la iluminación es similar, va a casar...

En el peor de los casos, siempre te puede pasar que tienes que grabar planos nuevos. Pues tampoco es para tanto: ¡SON INSERTOS!... Estos, normalmente, son planos detalle, así que no tienes ni que grabar en el mismo sitio, ni que iluminar toda una habitación; incluso puede que no necesites al mismo actor si es que se ven sus manos o sus pies.

FIN DEL RECICLAJE (pensaba actualizar el artículo contando el divertido fallo de racord que comentaba al principio, pero me parece que puede molestar a los implicados, así que diré que se solucionó con un inserto y ya está).

EL SÓTANO DEL MIEDO

Hace unos siete meses (dios mío, ¡siete putos meses!), durante un fin de semana realmente demoledor, nos encerramos en una preciosa casa en Segovia (mil millones de gracias, Jaime, sin ti, aún estaría buscando la localización) para rodar el clímax de la peli. Y fue demoledor por varios motivos: primero, porque rodamos en dos días los que se tenía que haber rodado en tres; segundo, porque un servidor de ustedes estaba enfermo (peor que la fiebre era el atontamiento que provocaban los medicamentos para bajarla) El caso es que, entre las prisas y las drogas, esas jornadas de rodaje son una especie de nebulosa... realmente no sé ni cómo acabamos.

Pues bien, en las últimas semanas he estado editando todo lo que se rodó entonces (ya he comentado que no puedo editar todos los días, así que el trabajo se prolonga más de lo que me gustaría): hay que tener en cuenta que, debido a la fiebre y a las prisas, lo que se rodó durante esos enloquecidos días tiene un aspecto "extraño"... todos los encuadres son incorrectos y las decisiones, cuando menos, cuestionables. Pero eso no es necesariamente malo, ya que el clímax de la peli sucede en la casa de uno de los personajes, el cual no está demasiado bien de la cabeza, así que todas esas incorrecciones (que no se repiten en el resto de la película... o al menos no con tanta profusión) hacen que una situación de por sí ya enloquecida luzca aún más bizarra.

A esto hay que añadir que, ahora mismo, vuelvo a estar acatarrado, y me encuentro en un estado de semifebril atontamiento muy similar al de aquel fin de semana, así que creo que toda la locura de lo rodado se está multiplicando gracias al montaje... En fin, ahora revisaré lo que hice anoche y comprobaré si me he pasado o si tanta insensatez tiene algún sentido: pase lo que pase,  los últimos 10 minutos que he editado son lo más bizarro que he hecho nunca.

¡Ah!, la película ya ha alcanzado los 90 minutos... y aún queda un poquito para terminar.


domingo, 15 de abril de 2012

EL CLÍMAX

Ahora mismo estoy preparando el material para editar el clímax de la película (bueno, ahora mismo, no... ahora mismo estoy escribiendo). Más de 200 planos que tengo que sincronizar, lo que me va a llevar un par de días antes de que pueda unir un par de planos.

Mientras iba ojeando las diferentes tomas, he tenido una especie de flashback: la misma habitación, la misma silla... yo, sentado en esa silla, ante un ordenador, no editando, sino escribiendo. Estamos en 2009, y estoy terminando el guión de "Buenas noches, dijo la Señorita Pájaro", concretamente estoy dándole los últimos toques al clímax de la historia. Suena el teléfono: es mi amigo Gonzalo Alvarado, que me llama para contarme cómo lleva la postproducción de "Mí", nuestra anterior película. "¿Qué haces?", me pregunta. "Acabo de terminar la escena más enfermiza que he escrito jamás", le contesto.

Otro flashback, este más reciente: julio de 2011... También estoy sentado, ahora en la sala de espera del aeropuerto de Barajas, esperando a embarcar rumbo a Barcelona. Ya está en marcha la preproducción de "Buenas noches...", pero hacía mucho tiempo que no me leía el guión del tirón, así que aprovecho el clásico retraso para hacerlo y ver si hace falta darle otro repasito antes de cerrar fechas de rodaje. Llego a la escena en cuestión y un escalofrío me recorre la espalda... un escalofrío de placer. En ese momento recuerdo por qué pensé que esa era la escena más enfermiza que jamás había escrito, y me doy cuenta que, si consigo la localización y los actores perfectos, tendré una auténtica bomba entre manos.

Volvemos a la actualidad: la película ya está rodada... y sí: conseguí la localización y los actores perfectos. Ahora solo hay que poner las piezas en su lugar para que el mecanismo de la bomba se ponga a funcionar. Va a ser brutal... como el trabajo que va a ser editarlo.